Gritos y susurros

Las fantásticas notas musicales de Chopin y con una sensibilidad propia solo de genios, Bergman nos translada con este drama a Suecia para contarnos la historia de Karin, María y Agnes son tres hermanas que se citan en la vieja mansión familiar, tras ser avisadas por el médico de la próxima muerte de la tercera de ellas.

Gritos y susurros

El director de fotografía Juan Carlos Lausín eligió sin dudarlo este drama de 1972 por su amor a la fotografía y el especial cuidado que en esta obra se hace de ella y por la que fue galardonada con un Oscar.

Los colores rojos y cremas inundan siempre las películas de Bergman en la que siempre podemos observar algún elemento negro en forma de cuadro, caballero o quizás una viuda. Bergman utiliza como color predominante el color rojo en esta película porque para él simboliza el interior del alma humana. Además de estos recursos fotográficos, el director utiliza procedimientos oníricos (p. ej. la resurrección de Agnes) para tratar en esta obra algunos de los temas predominantes en su filmografía: la muerte, la fe religiosa y la incomunicación entre las personas.

Las fantásticas notas musicales de Chopin y con una sensibilidad propia solo de genios, Bergman nos translada con este drama a Suecia para contarnos la historia de Karin, María y Agnes son tres hermanas que se citan en la vieja mansión familiar, tras ser avisadas por el médico de la próxima muerte de la tercera de ellas. Ahora que parte de la familia se encuentra reunida en la casa que las vio crecer, comienzan a recordar todo lo que han hecho y todo lo que ha pasado en sus respectivas vidas. Mientras, la enferma entra en estado agónico y desvela entre confesiones la parte oscura de cuanto la rodeó.

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